PAPEL PINTADO
Propuesta de papel pintado para la pared de un hall de la recepción de un Jardín Botánico, trabajando en base a módulos bi-dimensionales y crean-do una composición final en base a una retícula.
Video arte, visual music, digital art. Experimental visual music, video artist, video art, video collage.
La cultura Paraca, mantos funerarios.
La Cultura Paracas fue una importante sociedad precolombina en la historia del Perú muy conocidos por su arte textil, sus momias y por la trepanación craneana para poder curar fracturas y tumores. Comenzó a desarrollarse alrededor del año del 700 a.C. al 200 a.C, la mayor parte de la información sobre la vida de los habitantes de esta cultura proviene de las excavaciones en la necrópolis de Paracas, investigados por el arqueólogo peruano Julio C.Tello en la década de 1920.
Su arte está ligado tanto a la religión y la naturaleza como al poder secular, la muerte y su relación con la fertilidad y la regeneración, ya que creen en el carácter cíclico de la vida. Solamente los mayas tienen escritura por lo que no resulta sencillo comprender a estas civilizaciones y sus manifestaciones artísticas: edificios, esculturas y piezas de cerámica. Pero es cierto que su lenguaje simbólico es fuente codificada de información.



En la cultura Paracas existía un grupo de sacerdotes militares que debido a sus conocimientos de los astros y del control del agua de regadío mantenían el dominio religioso político y tecnológico. La población estaba compuesta mayormente por campesinos que aceptaban todo lo que decían los sacerdotes porque temían el castigo de los dioses si no obedecían. Los pobladores aceptaban que los sacerdotes gobernaran en nombre de los Dioses.
La palabra “Paracas” viene de la palabra quechua para-ako , que significa arena que cae como lluvia. Las condiciones climáticas de la zona evitan las precipitaciones y promueven la máxima sequedad, tales condiciones ambientales y la protección de la luz fueron fundamentales para la supervivencia de los antiguos tejidos que fueron enterrados bajo ritual con sus muertos por las comunidades de Paracas.
Diseño de telas tejidas
Se trata de uno de los testimonios artísticos más notables de los Andes precolombinos, caracterizado por su antigüedad estimada en unos dos milenios, por su excepcional belleza, maestría técnica y sorprendente conservación.
Los mantos funerarios de Paracas son piezas textiles sagradas, llenos de motivos bordados con una amplia variedad de colores. La complejidad de las figuras y la diversidad cromática obedecen a una estricta lógica combinatoria, en la que nada se deja a la libre elección de las bordadoras. En un solo manto, una figura puede repetirse hasta más de un centenar de veces. En apariencia, parecen ser una misma figura, pero, en la realidad, cada una es diferente.
En ausencia de textos escritos, las telas tejidas y la cerámica es lo que queda de la civilización de Paracas. Estos textiles pueden haber funcionado dentro de la cultura como forma de transmitir conocimiento dentro de la sociedad. Los bordados son emblemáticos en sus propósitos simbólicos y comunicativos, codificaban la información para la transmisión de sus ideas y creencias religiosas. Algunos son motivos abstractos, otros forman metáforas visuales al entorno natural, la sociedad y los rituales. Aluden a los poderes y atributos de los fenómenos cósmicos, representados mediante elementos de la fauna y de la flora.









Fardos funerarios
La manera en que los difuntos de Paracas eran preparados para su entierro era muy especial, la cabeza a veces rebanada, en parte para permitir la extracción de la masa cerebral por la base del cráneo, el tórax casi siempre abierto en el esternón para sacar los pulmones y el corazón. El abdomen abierto también por medio de una gran incisión longitudinal o transversal para eliminar el intestino y las vísceras.
El cuerpo se colocaba sentado en una cesta circular poco profunda con la cabeza entre las rodillas. Todo el fardo era confeccionado de modo que adoptase la forma de cono, donde su tope representaba la cabeza del difunto o “falsa cabeza”, a veces coronada con complejos tocados.






La parte final de los ritos funerarios consistía en el fardo funerario, envolver los cuerpos de sus nobles en numerosas capas de tela, como las pieles de una cebolla, en combinación con telas lisas y otros objetos asociados con el fallecido como ofrendas y decoraciones. Luego se colocaba agrupados en tumbas oscuras y secas, para dejar al cuerpo descansar y permitir que el espíritu viajara al otro mundo y donde permanecieron ocultos de todo conocimiento durante casi 2.000 años.
Los difuntos seguramente eran concebidos como semillas, los fardos como bulbos de una planta y los cementerios como huertos. El mensaje del rito mortuorio era que la vida seguía más allá de esta, para dar origen a una nueva existencia.